domingo, 28 de mayo de 2017

Por qué Caperucita era roja y otros misterios de los colores

Hola chicos, ¿cómo están? En esta oportunidad les dejo una nota muy interesante escrita por el historiador y antropólogo francés Michel Pastoureau, quien analiza el factor cromático para descubrir la importancia de la paleta en la literatura y la vida. 
Saludos
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1 En el metro londinense

Londres, otoño de 2004. Llueve. He ido al Museo Británico a estudiar de nuevo las famosas piezas de ajedrez medieval que se hallaron en la isla de Lewis, pero el restaurador con quien había quedado no está allí. Tengo por delante tres horas de libertad. Decido ir a visitar una exposición sobre la historia del metro londinense en Somerset House. Se trata de una presentación sobria, constituida en su mayor parte de fotografías. Para sorpresa mía, en estas últimas, el color aparece a finales de los años treinta y se vuelve frecuente 20 años más tarde. A partir de los años setenta, las fotos en color son incluso más numerosas que en blanco y negro. Se ve a los viajeros en las taquillas, en las escaleras, en los pasillos, en los andenes, en los vagones. Su ropa resulta bien visible y en ocasiones permite distinguir las clases sociales.

Para el historiador, tales fotografías constituyen un preciado documento: demuestran que en seis o siete décadas apenas han cambiado los colores de la ropa. La forma sí. Aquí no se saca a relucir la moda, sino la vida cotidiana, es decir, la ropa que llevaba realmente la población londinense. Se trate de 1940, 1960, 1980 o 2000, son siempre los mismos colores. Siempre. Predominan claramente el negro, el gris, el azul, el beis y el marrón. El blanco y el verde son poco frecuentes, y el rojo, menos aún. Y el amarillo, el violeta, el rosa y el naranja brillan por su ausencia. La paleta es idéntica para los dos sexos, para todas las categorías de edad, para las diferentes clases sociales e incluso para las cuatro estaciones. 

Probablemente tengamos una imagen falsa de nuestra indumentaria. Creemos que el discurso de la moda influye en nuestra elección, nuestros gustos y nuestros comportamientos. Pero basta observar a los transeúntes por la calle, a los clientes de una tienda, a los pasajeros del autobús o del metro. La impresión de uniformidad cromática salta a la vista. Todo es negro, gris, marrón, beis, blanco o azul. Un poco más negro y gris en invierno, un poco más azul y blanco en verano. En cuanto alguien — normalmente una mujer— lleva rojo, amarillo o violeta, marca una diferencia y se hace notar. De la misma manera, cuando viajamos fuera de Europa, en las grandes urbes de Asia, de África o de América del Sur, bastan unos segundos para que el espectáculo callejero nos haga sentir hasta qué punto difiere la paleta indumentaria de las grandes ciudades europeas: más viva, más abigarrada, más agresiva.

Espero que los historiadores del futuro no sean tan ingenuos como para pensar que en el siglo XXI vestimos como en las revistas de moda

Existen multitud de razones para tales diferencias de paleta. No obstante, dos me parecen evidentes para comprender la uniformidad y la constancia del atuendo europeo. Por una parte, nadie renueva su guardarropa de una vez; por el contrario, cada uno de nosotros, cada vez que compra una prenda, intenta casarla con las que ya posee; de este modo, los colores evolucionan poco. Por otra, contrariamente a lo que a veces creen algunos estilistas o sociólogos, las personas que intentan no llamar la atención con su ropa son mucho más numerosas que las que sí.

Pienso a menudo en los historiadores del futuro, en los que dentro de 200 o 300 años trabajarán en la historia de la vestimenta en Europa a principios del siglo XXI. Entre su abundante documentación se hallarán nuestras revistas de moda. Espero que no sean tan ingenuos como para creer que en 2010 nos vestíamos como en las fotos de las revistas. En la vida cotidiana nadie se viste así. Se trata del imaginario de la ropa, no de la ropa que se lleva. Lo mismo ocurre con los documentos que nos ha dejado el pasado. En la Edad Media las vidrieras, los tapices, las miniaturas, las pinturas murales y muchos otros testimonios figurados nos dan a conocer un gran número de prendas. Pero no seamos tan ingenuos como para creer que la ropa que se llevaba en determinada época era idéntica a la que nos muestran el imaginario. No lo era.

2 ‘Caperucita Roja’

En una época en la que las imágenes en color eran menos frecuentes que hoy día, los libros para niños constituían una reserva cromática inagotable. No solo por las imágenes, además: los títulos contaban frecuentemente con un término de color, como si el sintagma “nombre de animal + término de color” constituyera una estrategia de seducción para captar la atención de un niño (o de sus padres) y vender el libro: El conejo azul, La vaca naranja, El pato amarillo, El osito marrón.

En Caperucita roja, la pregunta esencial tiene que ver con el color: ¿por qué una caperuza roja? Pocos investigadores se han planteado esa pregunta, a pesar de que se trata de un cuento muy estudiado, que se remonta a la cultura oral de la Edad Media occidental. Pero el problema del color no se aclara. Podríamos proponer algunas explicaciones banalmente simbólicas de inmediato: el rojo anuncia la crueldad del lobo, el asesinato de la abuela, la sangre derramada. Es algo limitado, aun afirmando que el lobo es el diablo. Por el contrario, la idea de que la prenda roja es una capellina mágica, una especie de Tarnkappe que protegerá a la niña de la crueldad del lobo, no es falsa, pero sí insuficiente. A riesgo de ser ligeramente anacrónico, se podría aventurar una interpretación más psicoanalítica. Ese rojo sería sexualidad: la niña, al filo de la pubertad, en realidad tiene muchas ganas de meterse en la cama con el lobo. Se trata de una interpretación moderna, que ha tentado a varios exégetas, sobre todo a Bruno Bettelheim. Pero ¿posee el rojo una connotación sexual en la simbología medieval? No estoy seguro.

Las explicaciones de tipo histórico parecen gozar de unos cimientos más sólidos, pero también nos dejan a medias. Vestir a los niños de rojo es una práctica que se remonta muy lejos, sobre todo en un entorno campesino: quizá el origen de la prenda roja de la niña se halle simplemente ahí. A no ser que se ponga sus mejores galas, es decir, una prenda roja, como ocurre a menudo en la Edad Media con el sexo femenino, para ir a casa de su abuela. O bien el rojo se debe al día particular en el que se desarrolla la trágica historia, el día de Pentecostés, una de las mayores fiestas cristianas del año: ese día se celebra el Espíritu Santo, y tanto en la iglesia como fuera de ella todo está decorado de rojo, color litúrgico y simbólico del espíritu. La versión más antigua del cuento (alrededor del año 1000), por su parte, no dice que se hallen en el día de Pentecostés, sino que la niña nació un día de Pentecostés: en consecuencia, estaría consagrada al color rojo.

Para la erudición, esta última explicación es ciertamente la correcta, pero hay que reconocer que nos decepciona un poco. No quedan, pues, más que explicaciones de orden semiológico, que se basan en la estructura del cuento y en la distribución ternaria de los colores. En efecto, el rojo no debe contemplarse solo, sino en relación con el resto de colores, sean nombrados o sugeridos: la niña vestida de rojo lleva un tarro de mantequilla blanco a una abuela vestida de negro (y por eso la sustitución de la abuela por el lobo en la cama no cambia nada en el color del destinatario). Ahí encontramos los tres colores “polares” de las culturas antiguas, alrededor de los cuales se articulan la mayor parte de los cuentos y las fábulas que sacan a escena el color. En la fábula del cuervo y la zorra, por ejemplo, un cuervo negro suelta un queso blanco del que se apropia un zorro rojo. Y en Blancanieves una bruja negra ofrece una manzana roja envenenada a una joven blanca. La distribución de los colores varía, pero su circulación se construye siempre alrededor de los tres polos cromáticos y simbólicos: blanco, rojo, negro.

Extracto de ‘Los colores de nuestros recuerdos’ (Periférica), que salió a la venta el 23 de mayo

lunes, 15 de mayo de 2017

Hablemos de objetividad e imparcialidad en el Periodismo

Chicos, les dejo un texto sumamente completo que abarca el conflicto objetividad/subjetividad desde muchas fuentes y voces calificadas. Es un poco largo, lo sé, pero no desesperen, es sumamente ameno y se lee rápido.
Recuerden
  que sería ideal que todos pudieran tenerlo en papel para trabajar con ellos en clase. 
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++El periodista tiene como labor fundamental la construcción de la realidad, su actuar como mediador establece relaciones entre los hechos y el público, debe conocer los géneros periodísticos en su totalidad y el lenguaje que debe ser usado en cada uno de ellos, la redacción debe ser su oficio diario, su compromiso con el público es como ciudadano y no como cliente; su ética tiene tres principios básicos: el compromiso con la verdad, la responsabilidad social y la independencia. El que se entregue a este oficio debe reflexionar sobre la verdad y basar sus criterios en la fundamentación de ésta.
Si aceptamos la definición de Miguel Rodrigo Alsina, estamos de acuerdo en que la noticia no es más que un proceso de construcción de realidades seleccionadas por determinados actores del proceso informativo o productivo.

¿Imparcialidad periodística, dónde te encuentras?
Slajov Haskovec, vicedecano  de  la  Facultad  de  Periodismo  de  la  Universidad  de  Praga, y Jaroslav First, profesor de la misma institución, en el libro Introducción al trabajo de las Agencias de Noticias, tratan el tema de la imparcialidad periodística de la siguiente manera:
“Los más claros ejemplos sobre la cuestión ¿imparcialidad sí o no?, están en los mismos cables que llegan desde diferentes agencias de noticias.
“El punto de vista decisivo es cómo se seleccionan los hechos y citas, y en qué proporción o contexto se les sitúa.
“¿Cómo se las ingenia un periodista para lograr un supuestamente verdadero reportaje objetivo?
“Estas son algunas formas sutiles de inculcar indirectamente opinión:
1.-En primer lugar, la adopción de un punto de vista, influye en la imagen noticiosa resultante.
2.-La selección y formulación del encabezamiento (lead) de la noticia, atrae hacia ciertas características cuidadosamente seleccionadas.
3.-El empleo de detalles impresionantes, interesantes, para influir en su efecto total.
4.-La selección de citas textuales, puede crear un fin específico, y dará autenticidad en lo sugestivo.
5.-El hábil uso del contraste, la contradicción y la confrontación, entre hechos y declaraciones. Incisivos puntos de vista y débiles argumentos de apoyo.
6.-Hechos que no están directamente implicados, pero que son lógicamente conectados con la temática.
7.-También la selección de los términos descriptivos puede ser un efectivo método de orientar el efecto de la noticia.
“La impersonalidad en la técnica de presentación de las noticias, da al público, la impresión del reporte real, sobrio e imparcial, esto solo garantiza una imagen justa de la realidad y una adecuada reacción del público”.
Al admitir esto, nos preguntamos: ¿Qué hay entonces de la objetividad del trabajo informativo? ¿Qué pasa con la veracidad en el reporte de noticias? ¿Es posible el logro de la objetividad?
Luis Núñez Ladevéze, catedrático de Periodismo, en su ensayo: Sobre el manido tema de la imparcialidad informativa, escribe: “La realidad es que la pretendida objetividad, no es más que un asunto de aplicación de reglas profesionales de carácter deontológico, que se han ido elaborando en la propia actividad periodística, con el fin de asegurar al lector esa diferencia entre la obligación del periodista de ser imparcial y la dificultad de alcanzar en la práctica esa imparcialidad deseable”.
Más adelante, este mismo profesor señala que “es frecuente confundir a la imparcialidad con la asepsia”, que es donde el periodista actúa de manera neutral, fría, sin pasión. Y agrega: “el problema estriba en que la información no es imparcial”.
Por otra parte, Núñez Ladevéze, parafrasea un adagio francés que dice: “las noticias son buenas o malas”, y añade que siempre van impregnadas de la intencionalidad humana, por eso no son imparciales. Luego se pregunta: “¿y de qué modo se puede ser imparcial ante algo que no lo es?” A lo que responde: “no se es imparcial si no se llaman a las cosas por su nombre”.
Hace un tiempo, el redactor de este trabajo apremiado por el cierre del mismo, preguntó a la joven periodista Alina Perera lo siguiente: ¿Cree usted que el Periodismo es objetivo e imparcial?, a lo que, la también osada reportera de Juventud Rebelde, respondió:
“Partamos de la siguiente certeza: el periodismo es una actividad humana. Es decir, pasa por la subjetividad de quien lo realiza. De modo que —sin hablar ya de cómo sucede en un escenario socio-político específico—, la profesión que nos ocupa persigue, desmonta y refleja determinadas verdades, o las falsea, o las fabrica, según las intenciones de sus artífices, a quienes, por mucho que se esfuercen, les resultará imposible ser imparciales, mucho menos ahora, cuando los telones de fondo son tal convulsos y el mundo está polarizado como nunca antes, con los victimarios de un lado y las víctimas del otro.
Continuó: “El periodismo es un arma de largo alcance. Las palabras son proyectiles que solo los necios se atreverían a subestimar. Con su poder pueden ser defendidas las mejores… o las peores causas. Y en dependencia de uno u otro afán, se seleccionan los temas, se manejan las estadísticas, se deslizan las imágenes, se ponderan las principales ideas, se silencian otras, se escogen los términos. Una cifra puede ser un elemento objetivo, pero ella se encofra, sutilmente, en un discurso que tiene bien claro, desde la primera letra, a qué horizontes apunta, y hasta dónde llegar.
Y para terminar su repuesta, añadió: “En fin, estoy convencida de que la imparcialidad y la objetividad son mitos, espejismos. Hay una anécdota que cierta vez escuché contar a Ricardo Alarcón de Quesada, la cual ilustra muy bien el asunto que nos ocupa: poniendo los pies en suelo norteamericano, la prensa fue a su encuentro con mucha avidez, y con las preguntas harto conocidas que los grandes medios suelen hacer sobre la Isla. Ante sus ojos se encendieron las luces de las cámaras, se aprestaron los micrófonos, y cuál no sería su sorpresa cuando, al comenzar a hablar sobre los cinco cubanos injustamente confinados en cárceles norteamericanas, las luces se apagaron, y algunos micrófonos fueron cerrados. Sencillamente ese no era un tema que interesara a la prensa. ¿Por dónde andarían de paseo esas señoras llamadas Objetividad e Imparcialidad?”
La respuesta a la pregunta de este epígrafe no ha sido abordada en su totalidad, pero el lector debe convencerse de que la imparcialidad en el periodismo es como el agua en el desierto: escasea.
Objetividad vs. Subjetividad. Intersubjetividad
En su “Diccionario general de periodismo”, José Martínez de Souza, bibliólogo, tipógrafo, ortógrafo, ortotipógrafo y lexicógrafo español que actualmente es presidente de honor de la Asociación Española de Bibliología (AEB), sostiene que las cualidades de una agencia de noticias son “urgencia, objetividad y servicio completo” y define a la Objetividad como una “cualidad de la información realmente imposible de conseguir, refleja los hechos tal cual son, sin aditamentos de opiniones personales”.
Miguel Rodrigo Alsina opina: “El concepto de la objetividad periodística, a pesar de las múltiples críticas que ha recibido, sigue siendo uno de los elementos claves para comprender la ideología que sostiene el modelo liberal de la prensa”.
El manual de estilo de la agencia francesa France  Press (AFP) proclama: “Sea usted objetivo. No opine. No juzgue. Proporcione información”. Víctor Ego Ducrot, periodista, escritor y profesor argentino, cree que estos dichos del manual de estilo de la agencia francesa no pasan de representar una aplicación automática del “only facts” de la prensa anglosajona, sector dominante dentro del periodismo del bloque de poder, no sólo porque expresa el mayor nivel de concentración empresaria sino porque se expresa en inglés, la consecuente lengua dominante.
Desde la década del setenta se han venido realizando varios estudios sobre la apariencia de  la objetividad y la imparcialidad. Muchos indican que la rutinización productiva y las ideologías profesionales agregan distorsiones involuntarias al relato sobre los hechos noticiables.
Victor Ego Ducrot, quien dirige también la Agencia Periodística del Mercosur (APM), menciona a un corresponsal de la agencia estadounidense Associated Press (AP) en Washington, quien escribió: “mi  trabajo es comunicar hechos, las instrucciones que me dan no me permiten hacer comentario alguno sobre los hechos que comunico. Mis despachos son enviados a periódicos de las más distintas orientaciones políticas. Me limitan a lo que se consideran noticias válidas. La Objetividad estimula una honrada búsqueda de la verdad de los hechos, impone restricciones a dueños y directores”.
Esto demuestra que la objetividad es una verdad que se queda sólo en la teoría, no sobrepasa los límites de los teóricos, nunca llega a la práctica. La periodista de Radio Taíno, Marlene Esterellas, dice que tiene un amigo peruano, freelancer, quien, antes de elaborar cualquier trabajo, primero pregunta: ¿A favor o en contra?
Estos dos testimonios demuestran la responsabilidad que tiene cada periodista con un medio y el nivel de aceptación que tienen los sistemas informativos con diferentes noticias. La objetividad en estos casos queda en un segundo plano.
El jefe de Redacción del periódico El Habanero, Raúl San Miguel, opina que la objetividad depende de la fidelidad de los datos. En una entrevista realizada por el autor de este trabajo a este periodista y escritor, dijo: “En el periodismo se trabaja sobre el esquema Fuente-Puente (periodista)-Receptor. Se expresan ideas a través de códigos en los que influye la cultura, la experiencia y la posición política o social. Cuando el periodista asume la información, la prepara para transmitirla en un lenguaje coherente. La noticia pierde o gana veracidad por sí sola, el público es el que decide. El quid de la objetividad está en que cada observador tiene una visión”.
A esta intervención se le puede añadir que es necesario explicar y contar verazmente para que la gente atienda a lo que se quiere decir. Hay que recordar que la verdad duele más cuando “se canta”, o sea, cuando se dice sin miedo. El periodista debe estar preparado en ese sentido.
El mismo Ego Ducrot señala que en el  libro  “Ética  para  periodistas”,  de  María  Teresa  Herrán  (TM  Editores,  Bogotá, 1995)  se  afirma  que  “la  discusión  sobre  Objetividad,  bien  puede  volverse  un circunloquio  tan  estéril  como  tratar  de  definir  el  sexo  de  los  ángeles,  por  tener como  punto  de  referencia  conceptos  absolutos.  Es  obvio  que  nadie  puede  ser absolutamente Objetivo (…) la mejor forma de subsanar este problema pasa por la buena  fe  en  la  búsqueda  de  los  hechos  materiales  de  información  noticiosa.  La buena  fe  es  un  valor  moral  (…).  Esa  exigencia  moral  hacia  la  Objetividad  en realidad supone la obligación Subjetiva de esforzarse en el estudio lo más completo posible de todos los factores que concurren al hecho que se transmite”.
Ducrot, en su artículo “Objetividad o Subjetividad: mito del periodismo hegemónico”, dice que “fue Jorge Ricardo Masetti, fundador y primer director de la Agencia  Prensa  Latina quien a principios de la década del ´60 y en el marco de los originales aportes hechos  por  la  Revolución  Cubana  al  periodismo  de  nuestra  región, comenzó a acercarse al corazón de nuestro debate.  En  varias  de  sus  intervenciones  y  escritos de la época sostuvo que el periodista no puede ser imparcial, que siempre, lo quiera o no lo quiera, lo sepa o no lo sepa, el periodista toma partido, se identifica con uno de  los  elementos  de  la  ecuación social,  económica  o  política  que  caracterizan  a determinado escenario informativo”.
En ese mismo sentido, Gabriel  Galdón  López  en:  “Desinformación:  métodos,  aspectos  y  soluciones”  (EUNSA,  Universidad  de Navarra,  1994),  afirma que “la neutralidad es imposible, el periodismo de la objetividad nace en el marco del positivismo y, en general, de la modernidad como cultura dominante y configuradora de la sociedad”.
En filosofía, lo objetivo pertenece a la naturaleza de los objetos. El filósofo alemán Inmanuel Kant postula en Crítica de la razón práctica (1788) que “lo objetivo es aquello que es válido por la voluntad de cualquier ser razonable”.
Los idealistas consideran que la verdad es subjetiva, que depende del hombre, quien determina la veracidad de sus conocimientos, sin tomar en cuenta la situación real de las cosas. El filósofo griego Protágoras, de la Antigüedad, expresó su concepción idealista de la verdad: “El hombre es la medida de todas las cosas”.
El materialismo dialéctico se opone al idealismo y afirma que la realidad es objetiva. Como la verdad refleja el mundo existente objetivamente, su contenido no depende de la conciencia del hombre. Para ellos no existen verdades abstractas, la verdad siempre es concreta.
El periodista veterano de mil batallas, Ryszard Kapuscinski, agudo observador de la realidad,  expone de esta manera en su libro Los Cinco Sentidos del Periodista: “Siento que esta teoría llamada objetividad es totalmente falsa y produce textos fríos, muertos, que no convencen a nadie. Yo soy partidario de escribir con pasión. Cuanta más emoción, mejor para el lector. No tengo dudas sobre esto: los mejores textos periodísticos han sido escritos con pasión, transmiten que uno está verdaderamente vinculado y metido en el asunto del cual escribe. La emoción da fuerza al texto”.
Este autor polaco afirma también que “estamos  viviendo  en un mundo muy contradictorio, de muchas desigualdades e injusticias y por lo tanto no  se  puede  ser  una  persona  con  objetividad.  Los  que  relatan  sin  ninguna  actitud son  los  que  trabajan  con  eso  que  se  llama  objetividad. Por  el  otro  lado,  estamos tratando  de  cambiar  algo,  de  mejorar  la  situación,  de  estar  donde  tenemos  que estar. Queremos tratar de mostrar el mundo y de escribir sobre el mundo para que nuestros  lectores  u  oyentes  despierten  su  conciencia  y  tengan  una  actitud  de cambio.  Creo  que  hay  una  falsa  interpretación  de  la  tradición  anglosajona  de  la objetividad”.
En el texto Cuestión de Estilo, el Premio Nacional de Periodismo, Luis Sexto, dice que la objetividad se basa en un interés de decir con la mayor claridad posible, sin asideros para otra interpretación que no sea la que se desprende de palabras expuestas desnudamente.
Entonces, se es objetivo en todo género periodístico que razone con seriedad, con argumentos sobre el fragmento de la realidad convertido en objeto de la reflexión y se es subjetivo en tanto se proponga un criterio individual o grupal desde la óptica personal de quien lo escribe, desde la subjetividad del periodista y desde los recursos léxicos utilizados para expresarla.
La ciencia moderna nació negando la subjetividad, opina Victor Ego Ducrot sobre este tema.
El problema de la subjetividad como fuente de recursos para el cambio social fue seguido por Gramsci desde una mirada más compleja.
Subjetividad: individualidad. Carácter específico de una persona. Así es como expresa el diccionario de la lengua española el mencionado concepto.
Antonio Álvarez Pitaluga, en su ensayo: La Subjetividad en la narrativa histórica, dice: “La subjetividad es la capacidad mental e intelectual del ser humano para crear y recrear su memoria individual o colectiva. Es un proceso de permanente elaboración y reelaboración donde las experiencias pasadas y presentes, el contexto época, la educación familiar y académica, son determinantes. Funciona mediante una construcción mental, de formas voluntarias e involuntarias, conscientes o inconscientes, para imaginar y producir un determinado universo cognoscitivo”.
Hay que recordar que la información se recibe desde la versión creada por el periodista. La noticia no la crea de su imaginación, sino de una fuente con cierto nivel de credibilidad. El periodismo, como práctica, logra más la construcción y difusión de la realidad que el reflejo de la misma, que es lo que persigue en la teoría y lo que exigen los principios internacionales de esta profesión.
En el mencionado libro Cuestión de Estilo, aparece la siguiente sentencia: La sustancia del texto implica, exige, una urdimbre compuesta por una cuota de carnalidad, imbricación subjetiva, para intentar apresar la atención del lector, aspiración suprema de la técnica y el estilo del periodismo. (…) Lo esencial es comprender que nada, en el ejercicio de la comunicación periodística, se entrega gratuitamente, ni se recibe por añadidura.
Rodrigo Alsina plantea que la subjetividad del periodista se ve reflejada durante el proceso de producción noticiosa y ello se evidencia por:
-La jerarquización y tematización de los contenidos por parte de los medios.
-La selección de las fuentes (si por ejemplo, siempre se emplean las mismas excluyendo a otras posibles).
-El ángulo para explicar el acontecimiento cuando los referentes no están consensuados.
-El sesgo retórico en la organización de los materiales brutos de una noticia por razonamientos por inferencias o relacionando diferentes aspectos de un acontecimiento.
Para la epistemología (teoría del conocimiento) y la metodología de la ciencia, especialmente en las ciencias sociales, como la historiografía, la reflexión sobre la posibilidad o imposibilidad de un enfoque objetivo lleva a la necesidad de superar la oposición entre objetividad (la de una inexistente ciencia “pura” que no se contamine con el científico) y subjetividad (implicada en los intereses, ideología y limitaciones de éste) con el concepto de intersubjetividad, que obliga a considerar la tarea del científico como un producto social, inseparable del resto de la cultura humana, en diálogo con los demás científicos y con la sociedad entera.
¿Existe estilo para la objetividad?
En la redacción correcta y objetiva no se pretende lograr arte. Pero para conseguir la objetividad, hay que saber escribir con claridad, concisión, sencillez y naturalidad.
La supresión estilística del periodista en la noticia que está dando, o sea, eliminar el yo o cualquier otro indicio de subjetividad, algún comentario que este quiera hacer sobre lo que escribe, ayuda a proyectar reglas y principios estilísticos.
“El estilo noticioso está diseñado para lograr la impresión de una perfecta proximidad en la mente del lector, la impresión de un carácter absolutamente real del contenido noticioso y de su imparcialidad”, opina Slajov Haskovec, en el libro Introducción al trabajo de las Agencias de Noticias, sobre el estilo de la noticias para lograr la objetividad.
Este mismo autor añade: “Se  dice  que  la  limitación  de  los  hechos  garantiza  la Objetividad (…) Aunque  se  abstenga  de  formular  opiniones  personales,  todo corresponsal está inevitablemente  bajo la influencia de valores prevalecientes en el medio ambiente en el que ha crecido o se lo ha educado, de las instrucciones que le da  su  jefe  de  redacción  y  de  la  política  que  sigue  el  editor (…) La  idea  de  que  hoy una  actividad  informativa  ideal  que  no  hace  más  que  registrar  hechos  en  forma Imparcial,  es  insostenible (…) El  periodismo  objetivista  impide  el  saber  sobre  la realidad, y, por tanto, el esfuerzo documental imprescindible para el logro de ese saber”.
Este autor también propone algunas normas estilísticas para lograr en la técnica práctica la noticia imparcial:
1.-Queda prohibido el uso de la primera persona gramatical (yo), con excepción de la cita directa de la fuente. Esto causa la impresión de presencia de la individualidad del reportero.
2.-No se deben incluir comentarios de ningún tipo en la redacción de noticias.
3.-La opinión solo se incluye siempre que sea atribuida a una fuente.
4.-Cuando se informa sobre casos polémicos, conflictos, contradicciones de intereses, se debe reportar ambas partes, citándolas a ambas si es posible.
5.-Las opiniones o declaraciones, deben reportarse de manera que no haya prejuicios ostensibles a favor o en contra.
Por su parte, Gonzalo Martín Vivaldi, dice que “el estilo es objetivo cuando el escritor se olvida de sí mismo y procura dar al lector una versión exacta de las cosas. Su contrario es el subjetivismo, seguida proyección del escritor en la mente del lector. Para ser un autor objetivo hay que decir lo que son las cosas, en cambio el subjetivista expone su parecer, lo que él cree que son las cosas”.
Y agrega: “La objetividad en el estilo se logra a través de lo que se llama estilo directo, de gran valor en la descripción y la información escueta, también en el estilo periodístico. Al escribir directamente el lector no se percata de la existencia de un autor, lo que siente es lo que se ha querido narrar, describir o fijar. Algunos autores creen que este procedimiento tiene más fuerza expresiva y que al lector se le graba con más facilidad lo que se quiere decir, que no es más que una impresión de algo que está sucediendo como realidad concreta.
“Las sensaciones no se explican, se muestran, ya que son parte del mundo interior del que escribe. El lector actúa como espectador de lo que se está contando”.
A continuación se ejemplifica cómo fue tratada la noticia sobre la aprobación del Plan Bush, en los diferentes periódicos de la prensa española. Este trabajo fue etiquetado en el blog: ¿Objetividad Periodística? Lo que la empresa manipuló y lo que no tuvo invento, ubicado en WordPress.com., el cual se encarga de presentar informaciones con la visión de diferentes periódicos y agencias informativas. Este análisis apareció en el blog el sábado 4 de octubre de 2008. Fíjense en los siguientes Lead:
El País: “EE UU alivia la crisis mundial al aprobar su plan de rescate”.
El Mundo: “TERREMOTO FINANCIERO / La mayoría del Congreso vence al rechazo de los republicanos y da luz verde al plan de reflotamiento del sistema financiero / Bush sanciona la ley de inmediato y se retira a descansar a Texas”.
La Razón: “El Congreso aprueba el plan de rescate financiero de Bush”.
ABC: “El Congreso de EE.UU. aprueba el plan de rescate ante una crisis sin control”.
Público: “A la segunda fue la vencida: se aprueba el plan de Bush. Los demócratas salvan el proyecto de rescate financiero, que costará 850.000 millones de dólares”.
Entonces ¿es posible o no lograrla?
Luz Solano es una periodista venezolana que está al frente de un proyecto para mejorar el futuro de los comunicadores sociales. Ella y su equipo sacaron a la palestra una revista que lleva por nombre “Entorno VIP”. La  publicación tiene circulación en tres estados de Venezuela de manera gratuita y ofrece información fresca a la población de diversos tópicos como la cultura y la tecnología, el deporte, cine, estilo y belleza, turismo, perfiles gerenciales y tips corporativos donde el protagonista podrá ser cualquier persona que forme parte del proceso productivo del país.
Estas son algunas de sus declaraciones respectos al órgano y a su manera de presentar las noticias, utilizando la objetividad y la imparcialidad. Las afirmaciones siguientes aparecieron en un artículo titulado: Luz Solano “la objetividad periodística es una panacea”, de la revista www.magazine.com.ve, en su edición número 146, el sábado 25 de julio de 2009.
“Siempre hay cosas buenas que informar. Nuestra profesión está en el ojo del huracán, pero somos nosotros quienes nos debemos dar nuestro puesto y valía, ya que el mayor enemigo de nosotros somos nosotros mismos, no nos gusta ver ojo bonito en cara ajena, y a veces como gremio estamos desunidos, y llegó el tiempo de unirnos”, comenzó diciendo Luz Solano.
“Si algo no podemos negar como profesionales de los medios es que siempre hemos tenido la política editorial por encima de nosotros y en algún momento esa tan famosa objetividad se convierte en una panacea (remedio medicina, poción, pósima), yo tengo muchos años en el medio y a los nuevos jóvenes periodistas se los digo, uno debe tratar de ser ético y legal cuando escribimos pero si no nos gusta algo tenemos la libertad de irnos, yo lo hice una vez en una empresa en la cual llevaba seis años trabajando”, acotó Solano.
En Caracas, según acotó Luz Solano, el divismo es un mosquito que pica durísimo a las nuevas generaciones de comunicadores, y que en las corresponsalías se ve mucho menos, sobre todo cuando se trabaja en provincia: “Yo lo he vivido muchísimo, cuando trabajé en el diario El Mundo y llegaba a un sitio de noticia los corresponsales de otros medios jamás me ofrecían su ayudan, ya cuando salí de la capital vi que la solidaridad entre compañeros es mayor y ese debe ser el norte, todos somos uno y hoy estamos pero mañana no sabemos, los divismos son tontos, fíjate precisamente en la revista número uno nuestra portada fue Daniel Sarcos, ya que de todas las llamadas que hicimos para buscar una figura nacional él fue el único que no puso tantos reparos y que además nos facilitó la fotografía, así debe ser la gente, así debemos ser nosotros  así que el día del periodista se celebró en una situación muy especial, y aunque muchos opinaran que no había nada que celebrar pienso que sí se puede  al menos alabar que seguimos realizando una excelente labor que no debe ser otra que informar a las comunidades”. (sic)
Slajov Haskovec concluye: “El concepto de absoluta objetividad es falso e irreal”. A lo que podemos añadir que cada periodista responde a una organización social o medio informativo, su enfoque está influenciado por el partido que milita, además, posee sus propias opiniones y creencias.
Debemos puntualizar que no es lo mismo objetividad que reflejo de la exacta realidad, y esto, los reporteros noticiosos equilibrados lo saben distinguir muy bien. Lo primero, es un concepto partícipe de la teoría del periodismo; lo segundo, es el reportero viviendo, observando o enterándose, gracias a una fuente o a través de su propia experiencia del hecho.
Todas las fuentes deben ser citadas y manejadas con exactitud, la evaluación que haga el periodista de las declaraciones, no debe mezclarlas con su opinión de redactor.
Los fotorreporteros también tienen ese problema, a veces no pueden mezclar lo artístico de la fotografía con la política editorial del periódico donde labora. Al respecto, el fotógrafo Julio Julián González, del periódico El Habanero, dice: “A veces mis fotografías se ven desde el punto de vista político. Los mismos editores escogen la foto de más interés para el periódico. La opinión del artista-fotógrafo queda en un segundo plano. Lo menos importante es el valor artístico de la pieza, el impacto que puede tener en el punto de vista de la gente. Una foto por sí sola dice mucho. El periodista entrega su trabajo con una referencia personal, la dependencia está en que si toman o no la opinión de éste”.
El propio Slajov Haskovec, agrega a su conclusión: “La objetividad es alcanzable y deseable, puede formar incluso una indispensable y sólida base para obtener un tratamiento más partidista en los medios”.
Algunas conclusiones
El periodismo se diferencia de la literatura en que es un oficio público y no privado. Los que estudian y ejercen esta profesión deben escribir pensando en sus lectores, radioescuchas o televidentes. La voz personal que existió en algún momento marca la pauta del trabajo periodístico, identifica al periodista y lo diferencia de sus colegas. Es imposible ser 100% objetivo. Siempre la historia, aunque se cuente de la manera más neutral, tendrá impreso el sello personal.
Rodrigo Alsina, basándose en investigaciones de Kline (1982), plantea que “la objetividad es un concepto social distinto según sean la culturas estudiadas”.
Hablar de objetividad en el ejercicio del periodismo actual es hablar de millones de personas captando una información, procesándola y pensando exactamente lo mismo, cosa que es realmente imposible.
Hoy día los comunicadores tienen la tarea de llevar la información de una manera veraz, directa y fresca ya que todos deben tener siempre la verdad como bandera y mantener la imparcialidad –como ha sido desglosada en este trabajo-  en todo hecho informativo.
La objetividad absoluta no “siempre” es posible en la práctica, pero tiene que haber una objetividad o reflejo de la realidad mínima e indispensable para que el informador se considere éticamente con derecho a informar.
Además, Rodrigo Alsina considera como causa de la falta de objetividad no solo el modelo en general del sistema informativo, sino también la producción específica de la noticia y la actividad del periodista, la cual se resume en esa elaboración de reportes.
La objetividad en muchos manuales anglosajones se presenta como un concepto de clases. Los grandes medios emiten comerciales y responden a corporaciones, resguardándose en una supuesta objetividad, creada por ellos mismos. Quieren decirle a la gente “vamos a ver todo parejo”,  pero nunca se ve todo parejo.
El libro The Elements of Journalism pone el problema de la objetividad de esta forma: “Al final, el periodismo es un acto de carácter”.
Gaye Tuchman sugiere en su artículo: La objetividad como ritual estratégico, que este fenómeno puede verse como ritual estratégico de protección para los periodistas ante los riesgos de su actividad profesional, y resuelve, que la objetividad radica en los procedimientos rutinarios.
Javier Darío Restrepo explica que la discusión sobre la objetividad es un sofisma de distracción, que impide ver el papel de la información en la construcción de la democracia. Y termina: “una información libre es tan necesaria como el agua o el aire para los seres vivos”.
Abraham Santibáñez, subdirector del periódico Hoy, de Chile, hace evidente que “la información aspira a ser objetiva, organizada sobre el clásico modelo de la pirámide invertida”.
La objetividad es una meta deseable que se apoya en la práctica de buscar la verdad, podemos tratarla incluso como sinónimo de verdad. Es el ritual estratégico del que depende cada medio.

sábado, 13 de mayo de 2017

Leyendas argentinas

Estuvimos trabajando el género leyenda (relato de tradición oral que muchas veces se confunde con el mito) y sus características: brinda explicaciones acerca del origen de algún elemento de la naturaleza, narra hechos que no se consideran sagrados, y a a veces, a diferencia del mito, podemos establecer un marco espacio-temporal.
En grupos de 4 integrantes, los chicos pasaron a contarnos historias muy interesantes sobre aspectos que también son parte de nuestra identidad. Porque esos relatos contienen las creencias y misterios de nuestra tierra. Quiero compartir con ustedes algunas bonitas laminas realizadas por ellos para sus exposiciones.






viernes, 12 de mayo de 2017

Feria del Libro 2017

Chicos, este es el último fin de semana donde pueden concurrir a la Feria internacional del Libro de Buenos Aires, no dejen de vivir la experiencia maravillosa de dejarse perder por los pabellones, buscar libros, presenciar conferencias, conocer las propuestas de las distintas editoriales, asistir a alguna firma de ejemplares y compartir con sus familias, o sus amigos una experiencia inolvidable.   
Les dejo abajo un link donde pueden consultar la programación:

https://www.el-libro.org.ar/internacional/programa/


martes, 2 de mayo de 2017

1° de mayo, Día del Trabajador

El primero de mayo celebramos el Día del Trabajador en homenaje a los denominados "Mártires de Chicago", muertos en la manifestación conocida como la "Revuelta de Haymarket" en 1886. Los militantes reclamaban una reducción a 8 horas de la jornada laboral y estuvieron tres días de huelga para lograr su cometido. Curiosamente, en Estados Unidos lo celebran el 1 de septiembre. En la clase de Taller de Periodismo de hoy, les pregunté a los chicos si sabían qué se conmemoraba y los noté medio perdidos... entonces a modo de cartas chinas (ese juego donde cada uno debe escribir una respuesta sin poder leer la anterior), intentaron acertar, y no estuvieron nada mal. ¡Felicitaciones!